El jueves 1 de octubre fue un día extraño. Llovía, salía el sol a ratos, luego enfriaba hasta los huesos el viento que traía energías nuevas.

Tal como “Delirios y Sombras”. Nos hizo llorar, reír, soñas, volver a llorar, volver a creer, en nosotros y todos a la vez.

Cuando cruzamos ese puente ubicado en las afueras de la Biblioteca de Santiago (a quienes agradecemos por facilitarnos su sala), los nervios aparecieron en mi.

Hacía mucho que no me enfrentaba con algo 100% ante los ojos de muchos espectadores.

Sin embargo, confiaba en la energía que se da cuando las cosas están hechas con la energía pura de hacer lo que a uno le hace feliz.

Los invitados fueron recibiendo los libros correspondientes a la PREVENTA y quienes no, lo fueron adquiriendo junto a Javiera Díaz, quien amablemente quiso apoyarnos en tan importante día.

 

Su fuerza es tan potente que no podíamos decaer. Ella me hizo reencontrar el amor con la escritura, ese amor que a ratos pensé se había ido. Me hizo, sin querer quizá, volver a cruzar el valle prolífero de creatividad y salir del silencioso desierto en que me había perdido.

Carla Díaz, nuestra productora general tomó el micrófono y comenzó a dar los primeros agradecimientos.

Palabras que parecían colmadas de nervios, de preocupación. Su mente estaba chequeando cada detalle y su boca trataba de contextualizar lo que significó este trabajo maravilloso al fin.

 

En cada lugar donde intentamos exponer nuestra autogestión, buscamos darle espacio a los músicos que no tienen los espacios ganados y esta vez no fue diferente.

Aunque Ignacia Navarrete (http://www.ignacianavarrete.com/  ) ya es como de la casa, con su constante amabilidad, estuvo mostrándonos su más reciente video y mostrándonos que cuando uno hace lo que ama, bastan sólo las ganas y el trabajo. Con ella, siempre estaremos en deuda.

Muchos quienes me conocen saben que la música y la escritura me fascinan. Por lo mismo trato de siempre aportar a esos lugares donde se alberga mi alma creativa, incesante y real.

 

Luego nos tocó subir al escenario junto a Pilar Julio e Ignacio Espinoza, dos de los seis ilustradores que son parte de “Delirios y Sombras”.

Ahí, tomando el micrófono y mirando a los ojos a much@s de los asistentes, noté que eran mi otra mitad.

Frente a mi había un grupo de soñadores, luchadores, emprendedores, locos dirían muchos. Personas que aún confiaban en que cumplir los verdaderos sueños es el sentido último de la vida. Sin esas etapas cumplidas pocas cosas tienen razón de ser.

Comencé a hablar y todo fue fluyendo, entre preguntarle a los ilustradores cómo fue el unirse a esta locura literaria y el desarrollo que tuvieron en sus respectivas historias (Pilar Julio: Golpe a Golpe  e Ignacio Espinoza: Mujer en llamas), el público sonrió, rió, aplaudió y se empapó un poco más de este nuevo “hijo”, como lo he llamado en muchas ocasiones.

Vieron en los relatos de Pilar e Ignacio años de intentos sin resultados claros, sueños ocultos que salen a flote en el momento menos esperado. Escucharon de sus bocas cómo fue de enriquecedor, tortuoso y extenso este camino que hoy ya tiene forma.

Ellos, junto a Claudia Lara de Santiago, Gonzalo Barría de Iquique, M. Cristina González de España y Jhon Benavides de Colombia, fueron quienes permitieron que “Delirios y Sombras” tuviera un sentido, un foco, una razón de ser, un motivo de existencia.

 

Sus ilustraciones no sólo enriquecen mis textos, como lo dije en el lanzamiento, sino que muestran su visión de algo que puede ser tan diferente, personal e incluso grupal como los relatos de mi nuevo libro.

Sus expresiones son dignas de muchos aplausos, tantos o más de los que recibieron ese día Pilar e Ignacio, con quienes también firmé los libros de tod@s quienes nos esperaron pacientemente para conversar un minuto.

Much@s me notaron con una actitud resuelta. Hubo algún@s que incluso confundieron este desenfado con la “hiperventilación” o el “nerviosismo” de enfrentarse a otras personas. Pero la verdad es que no.

Ser feliz por un momento como ese, hace que uno se sienta pleno. Tranquilo, en conexión con el mundo.

 

Esta primera presentación oficial de mi libro, no habría sido posible, si tras la producción no hubieran estado:

 

Carlos Parra: Director creativo de “MedulaGroup” quien estuvo a cargo del sonido y el área audiovisual del lanzamiento. Un hermano que Dios puso en mi camino.

 

Ruth Naranjo: Fotógrafa. Una amiga que sin duda ha logrado unirse a este grupo de locos creativos, jejejeje.

 

Javiera Díaz: Punto de entrega y venta del libro. Quien además me hizo, a través de su colegio, volver a tomar las fuerzas para caminar por la literatura. Bendiciones para ella.

 

Oscar González: Apoyo logístico. Quien además estuvo en el momento que nuestra Productora General necesitaba esa mirada de apoyo, esa palabra de aliento, ese sostén que tantas veces necesitamos. Gracias por mil para su existencia ese día y a lo largo de todo el tiempo que significó el crear este libro.

 

Unidos a todos nosotros, estaban ustedes. Quienes leen estas palabras y ven estas fotos. Quienes todavía creen en los sueños y luchan por cumplirlos. Quienes reconocen el brillo en los ojos de otro que se comunica en el mismo lenguaje.

Ustedes son quienes me dan el aliento de seguir. Ustedes son quienes de verdad me hicieron romper los miedos de escribir en una libreta y quedarme en un blog a promover dicho espacio y luego buscar publicar lo escrito.

Son sus palabras, sus ideas, sus comentarios, sus apreciaciones las que me hacen crecer y seguir firme ante los embates del tiempo y la vida. Es gracias a su existencia que yo existo como creativo y puedo seguir dando pasos en este increíble camino.

Como les digo siempre, acá un servidor, pues estamos a un “click” de distancia y eso, aunque no lo parezca siempre, enriquece cada proceso, nos permite realimentarnos de manera constante y continua, lo que va generando un ciclo de vida.

Vida creativa que me ha hecho creer en los sueños, en Dios y en la energía que a todos nos mueve, que es el amor.

Bendiciones a ustedes y gracias por todo.

 

César B. Fuenzalida